Nombre | Añada | D.O. | Stock | Precio | |
Atlantis Albariño | 2017 | D.O. Rias Baixas |
9,00 € |
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Paco y Lola Rías Baixas | 2017 | D.O. Rias Baixas |
9,90 € |
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Shanela Albariño 16 meses | 2014 | D.O. Rias Baixas |
10,40 € |
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Phincas Costa de Santa Mariña | 2012 | D.O. Rias Baixas |
15,00 € |
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Santiago Ruiz Albariño |
D.O. Rias Baixas | ||||
Follas Novas Albariño |
2018 | D.O. Rias Baixas |
5,41 € |
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Marqués de Vizhoja |
2020 | D.O. Rias Baixas |
6,03 € |
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Lolo Albariño |
2017 | D.O. Rias Baixas |
4,76 € |
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Paco & Lola Nº12 |
2018 | D.O. Rias Baixas |
7,02 € |
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Contrapunto |
2011 | D.O. Rias Baixas |
8,09 € |
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Zios |
2011 | D.O. Rias Baixas |
8,58 € |
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You & Me Albariño |
2018 | D.O. Rias Baixas |
8,68 € |
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Torre La Moreira |
2017 | D.O. Rias Baixas |
9,05 € |
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2b.C |
2013 | D.O. Rias Baixas |
9,20 € |
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Vionta Albariño |
2020 | D.O. Rias Baixas |
9,49 € |
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Lagar de Cervera |
D.O. Rias Baixas |
9,85 € |
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Martin Codax Albariño |
2020 | D.O. Rias Baixas |
11,98 € |
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Pazo de Barrantes |
2016 | D.O. Rias Baixas |
13,97 € |
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El Jardín de Lucía Rías Baixas |
2019 | D.O. Rias Baixas |
14,73 € |
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Iwine Paco y Lola |
2011 | D.O. Rias Baixas |
15,03 € |
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Paco & Lola Vintage |
2012 | D.O. Rias Baixas |
15,38 € |
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Lusco Albariño |
2010 | D.O. Rias Baixas |
15,62 € |
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Granbazan Albariño |
2017 | D.O. Rias Baixas |
15,88 € |
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Pazo San Mauro |
D.O. Rias Baixas |
15,90 € |
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Terras Gaudas |
2019 | D.O. Rias Baixas |
16,42 € |
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Mar de Frades Albariño |
2020 | D.O. Rias Baixas |
19,08 € |
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La Marimorena Albariño |
2019 | D.O. Rias Baixas |
22,80 € |
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Sanamaro |
2004 | D.O. Rias Baixas |
23,89 € |
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La Comtesse Pazo de Barrantes |
2012 | D.O. Alella D.O. Rias Baixas |
32,23 € |
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Mar de Frades Albariño Magnum |
2019 | D.O. Rias Baixas |
34,34 € |
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En la existencia y características específicas del vino Rías Baixas tal y como hoy lo conocemos ha sido decisiva la actuación de los viticultores de la región, que han ido Pliego de condiciones DOP Rías Baixas seleccionando a lo largo de los siglos las variedades que mejor se adaptaban a las condiciones climáticas y de suelo del territorio y sobre las que fueron desarrollando las prácticas culturales que mejores resultados daban en dichas condiciones. Entre estas variedades, la Albariño es la gran protagonista, con una presencia abrumadoramente mayoritaria.
Aunque existe controversia en cuanto al origen de esta variedad, lo que se puede afirmar con certeza es que lleva más de mil años cultivándose en el territorio de las Rías Baixas y, dadas sus características, está perfectamente adaptada a las condiciones de clima e insolación que le ofrece este territorio. Por otra parte, también parece que hay unanimidad en la creencia de que los monjes cistercienses llegados a Galicia a través del camino de Santiago, o bien acompañando a la dinastía de Borgoña, venida a Galicia en el siglo XII con motivo de la boda de Raimundo de Borgoña con la reina Urraca, fueron los encargados de enseñar a los viticultores locales a cuidar las variedades aquí asentadas y a extraer de ellas su máxima expresión.
Así, la viticultura de esta zona presenta, después de siglos de evolución, características que la singularizan, entre las que cabe destacar la estructura productiva minifundista y altamente atomizada. Baste decir, en relación con esto, que las más de 3.900 Has con que actualmente cuenta la denominación de origen están divididas en 22.400 parcelas, que son explotadas por unos 6.600 viticultores. Por lo tanto, un viticultor medio cultivaría poco más de media hectárea dividida en 3 ó 4 parcelas.
Con estos datos, es obvio que la mayor parte de los viticultores practican esta actividad a tiempo parcial, siendo la vid un cultivo más entre los característicos del territorio, con los que está muy integrado en el paisaje, siendo frecuente que se encuentre haciendo de borde de parcelas en las que se cultiva maíz, patata, u otros productos de huerta. Muchas veces incluso se cultiva debajo de la propia vid, aprovechando que el sistema de conducción tradicional, el emparrado, permite el laboreo debajo de la viña, lo que es una manifestación del elevado aprovechamiento que los agricultores de la zona hacían de las escasas dimensiones de sus tierras. Para mantener la fertilidad de unos suelos, tan intensamente aprovechados y no muy ricos en nutrientes debido al intenso lavado de la lluvia, los agricultores de las comarcas de las Rías Baixas se han esmerado en la fertilización de los mismos.
Como se ha adelantado, otra característica de la viticultura de la zona es la utilización del sistema de conducción en emparrado. El cultivo en emparrado, además de permitir -como se ha indicado- el aprovechamiento del suelo para otros cultivos, tiene su principal justificación en la necesidad de limitar los ataques de enfermedades fúngicas -muy importantes en la zona debido a la elevada humedad ambiental- alejando la vegetación del suelo. Además este sistema de conducción permite un mayor aprovechamiento de la radiación solar y un manejo eficaz del vigor de la vid, el cual viene muy favorecido por las condiciones de temperatura y humedad de la zona durante la primavera y el verano.
En las últimas décadas, en la medida en que se fueron haciendo nuevas plantaciones, los viticultores han ido introduciendo otros sistemas de conducción, siempre elevados, que dan respuesta a las condiciones particulares del clima de la zona y a las exigencias del Albariño y restantes variedades de la zona, y que facilitan las prácticas culturales necesarias.
La denominación de origen Rías Baixas está localizada a 42º de latitud Norte y a 8º de longitud Oeste, y comprende territorios incluidos en las provincias de Pontevedra y A Coruña. Se extiende por un terreno con una altitud que raramente supera los 300 metros, próximo al mar y asociado a los tramos inferiores de los ríos Ulla, Umia, Oitavén, Xabrina y Miño con sus afluentes Tea y Louro Se trata de una zona vitivinícola con una vocación climática marcadamente atlántica, de temperaturas suaves (entre 10 ºC y 25 ºC), con cuatro estaciones perfectamente diferenciadas, cortas oscilaciones térmicas y una amplia pluviometría durante todo el año (1.300 mm), que desciende significativamente en verano.
Las variables mesoclimáticas: topografía, exposición, orientación y la proximidad al mar o a los ríos, pueden matizar los caracteres generales del clima, y aportan diferencias entre las cinco subzonas reconocidas en dicha DOP: Condado do Tea, O Rosal, Ribeira do Ulla, Soutomaior y Val do Salnés. Las condiciones de temperatura y humedad de la primavera, así como del verano, determinan una gran expresión vegetativa de la vid.
La DOP Rías Baixas comprende un territorio asociado a la orogenia Hercínica, donde destacan los suelos sobre materiales graníticos, pero en los que hay sitio para los suelos sobre materiales metamórficos (esquistos) y los generados sobre materiales sedimentarios (aluviones continentales de origen cuaternario).
En su mayoría se trata de suelos pobres en minerales alterables, con textura de arenosa a franco arenosa, con un intenso lavado de Mg, Ca y K, ácidos, pobres en nutrientes y de relativo bajo espesor. Las características de textura provocan una baja retención del agua, una elevada tendencia a la desecación del suelo en verano, y unos desarrollos radiculares de la vid únicamente limitados por la profundidad. Los factores edafológicos reseñados han obligado, tradicionalmente, a una intervención humana orientada tanto a limitar la erosión y la degradación de los suelos, como a equilibrar sus condiciones de aprovechamiento mediante el uso de una fertilización racional, a la que estos suelos responden de una forma muy eficaz.
La época de maduración presenta una insolación no muy elevada, unas temperaturas de graduaciones medias, un descenso de las precipitaciones y un ligero estrés hídrico. Estas circunstancias provocan un balance de componentes de las uvas que da lugar a vinos más reconocidos por la concentración y variedad de su fracción ácida, así como por su aroma, que por su contenido alcohólico.
Las características de los diferentes suelos de la zona geográfica unidas a las condiciones climáticas existentes conforman una zona con características favorables para el cultivo del viñedo, obteniéndose un producto final específico y singularizado adaptado perfectamente al medio.
Las variedades presentes son variedades autóctonas seleccionadas a lo largo de los años por los viticultores de la zona, que huyeron del fácil recurso de acudir a la importación de variedades foráneas, más populares para el consumidor. Por eso, las variedades utilizadas, entre las que destaca por su dominio absoluto la variedad Albariño, están adaptadas y toleran las condiciones edafoclimáticas existentes, lo que origina vinos específicos desde el punto de vista fisicoquímico y sensorial.
La variedad Albariño, que como se ha dicho da lo mejor de sí en este territorio, es la gran protagonista de los vinos que aquí se producen. Los vinos que se elaboran con esta variedad son vinos complejos a nivel aromático debido al gran número de descriptores que los caracterizan, entre los que destacan la manzana, cítricos, florales (rosa), fruta madura y herbáceos.
También, a lo largo de los siglos, los viticultores de esta región fueron buscando las mejores zonas y los suelos adecuados para el cultivo de la planta. Además, en la calidad y características específicas del producto, es de gran importancia el esmero con que trabajan los productores locales que conocen sus viñas gracias a la sabiduría que da una larga experiencia en su cuidado tanto en la conducción, como en la poda y el atado de las cepas, para un adecuado control del potencial vitivinícola, o en la selección de la uva. A ello debemos sumar el rigor en los controles de calidad que se aplican, que hicieron posible el prestigio que los vinos de la D.O.P. Rías Baixas tienen tanto en España como en los mercados internacionales.